La pobreza no es fruto de escasez de recursos o de factores naturales, sino de sistemas injustos y excluyentes.

En 2018 el 5 de febrero de este año se cumplieron 100 años de la promulgación de la Constitución General de la República, nacida de la Revolución Mexicana.

Ahí están registrados los derechos, los deberes, las metas y las aspiraciones de todos los mexicanos del color y del sabor del que ustedes quieran. La Constitución es pues, el terreno de encuentro y el documento que nos da cohesión y unidad como Nación.

El artículo tercero de la Constitución Mexicana, dice, que cada hijo de mexicano sin distinción de sexo, religión, educación y preferencias políticas tiene el derecho a recibir educación de calidad para ser productivo en su vida adulta y cooperar al bienestar del pueblo de México; debe tener energía, gas, electricidad, ropa, agua potable, en fin, que cada hombre y mujer debe vivir como seres civilizados, como seres humanos ¿se cumple la Constitución? No se cumple.

Y claro, en México que siempre hemos sido: “Dónde va Vicente, dónde va la gente” dejamos a la Revolución, a los ideales de la revolución que mal que bien algo hacían por el pueblo y nos fuimos tras el modelo neoliberal ¿y cuál es el resultado? el mismo, aquí hay según los más optimistas unas 500 familias que son los dueños de México, si le calculamos a 5 gentes por familia son 2500 familias las dueñas del país, pero este país tiene 132 millones ya de mexicanos, de esos más de 100 millones padecen algún tipo de pobreza y más de 30 millones viven en la miseria; prácticamente de la caridad pública. En este país que produce mucha riqueza, también aquí el modelo se ha revelado como productor de riqueza, a escala planetaria ocupamos más o menos el número 14 de 174 países, es decir, vamos a la cabeza del mundo por la cantidad de riqueza que producimos.

Según algunos investigadores y líderes sociales serios, solamente existen tres formas para resolver el problema: acabar con el sistema, que el sistema acabe con la humanidad o que se distribuya de mejor manera la riqueza que hoy se concentra en muy pocas manos. Esta última, la creemos como la más conveniente al permitir que el ser humano pueda seguir habitando en la tierra, pero en una mejor sociedad en mejores condiciones.

Sin embargo, para lograr una mejor repartición de la riqueza es necesario que los que pertenecen a la gran masa de explotados, se organicen y exijan mejores condiciones.

Aquí, los estudiantes, deben cumplir una tarea de primer orden, pues nosotros, con nuestra inteligencia y sensibilidad, podemos explicar y encabezar las demandas más justas que padece el pueblo mexicano, para ello debemos de luchar.

En el caso de Tamaulipas, algunos de los logros del Movimiento Antorchista han sido el establecimiento del Colegio de Bachilleres del Estado de Tamaulipas (COBAT) Plantel 23 “Ing. Aquiles Córdova Moran” y la Casa del Estudiante “Gral. y Prof. Alberto Carrera Torres”, instituciones que son de gran apoyo para que los hijos de campesinos terminen su preparatoria. Los avances en materia educativa e infraestructura, puede decirse sin dudar, han sido lucha de la clase trabajadora y de los mismos estudiantes humildes de Jaumave.

Desde la época colonial han existido instituciones de nivel medio superior, pero han sido para el servicio de las clases acomodadas; quienes podían pagar, tenían asegurado un lugar para educarse. Esa fue la política que siguió la burguesía cuando tomó el poder, pues en una sociedad donde reina la explotación de una clase sobre otra, la que tiene el poder no le va abrir la luz del entendimiento a los explotados.

La solución es que las clases trabajadoras se eduquen y se organicen para tomar el poder político nacional. Sólo así, con el poder político en sus manos, firmemente unidas por su propio partido, podrá hacer realidad el sueño de una educación completa, integral y de muy alta calidad para todos.