La reforma educativa, que se señaló como una de las transformaciones estructurales en la presidencia de Enrique Peña Nieto más importantes, quedará en el olvido y su manera de partir significará uno de los episodios más controversiales en la memoria contemporánea de nuestro país.

Nunca antes en la historia se había dado marcha atrás en alguna política pública tan importante, que contara con el aval de la mayoría de las fuerzas políticas; esta reforma que nació con el tristemente célebre “Pacto por México” con la intención de asentarse permanentemente, y de manera contrastante en poco más de un lustro muere prematuramente ante la falta de acogida entre el gremio magisterial.

Esta situación se da, por la falta de criterio de quienes hicieron el modelo reformatorio, donde se pusieron por delante los intereses cupulares y se dejo a un lado el sentir del magisterio, sin preguntárseles sobre sus verdaderas necesidades profesionales.

El cambio sustancial correspondió a centralizar el poder en el gobierno, y desechar el musculo sindical que se contraponía a este, que bien o mal veía por los intereses de los agremiados del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE).

Fueron muchos beneficios que se habían ganado en décadas a través del sindicato, entre los que contamos como los más importantes la herencia familiar de las plazas laborales, lo que dejo fuera a este derecho sindical.

En la nueva reforma que será presentada, se tomo en cuenta a los maestros y basó en resultados que se obtuvieron de la “Consulta Nacional por una Educación de Calidad con Equidad”, donde 67, 041 docentes y 43,940 directores dieron a conocer sus propuestas para ofrecer una mejor oferta educativa y profesional; quienes reafirmaron su disposición para ser evaluados, de manera diagnostica y no punitiva.

Esto servirá para ofrecer capacitación para su mejor desempeño educativo y lograr sacar del rezago en que se encuentra el modelo actual, que responde a otro interés que no tiene que ver con la educación de calidad.

Además serán atendidas las quejas y denuncias mediante una línea directa para contrarrestar la venta de plazas, desviación de recursos y hasta acosos en el área laboral, situación que fue recurrente en el pasado y que es de dominio público.

La represión que vivieron los maestros en años anteriores en los estados de Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Guerrero y otros más; por la inconformidad ante la pérdida de beneficios que les fueron retirados, es una postal que queda en el pasado y se les hace justicia de parte del nuevo gobierno federal.

Una tarea actual, es seguir con la democratización del sindicato de maestros, en la actualidad ha quedado eliminada la figura del presidente del sindicato, y queda la dirigencia en el secretario del SNTE, el Coahuilense Alfonso Cepeda Salas, que deja nula la posibilidad del arribo de figuras charras como Elba Esther Gordillo, y se avanza hacia un cambio reclamado hace tiempo por el gremio magisterial.

Querido lector, tenga un excelente día.

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