Dicen que recordar es volver a nacer y tal vez haya algo de verdad en eso pero lo cierto esque no es así pues la ley de la vida no tiene vuelta: Nacer, crecer y morir, por lo tanto no nos hagamos pendejos y reconozcamos nuestros tiempos porque estos ya no van a regresar así se muera uno y vuelva a nacer.

Traigo a colación lo anterior porque allá por los años sesenta del siglo pasado era común observar por la carretera nacional México-Laredo una gran cantidad de vehículos de procedencia norteamericana y en cada pueblo a donde llegaban para adquirir alimentos y refrescos o alguna curiosidad ambiental llamaban la atención al grado que sus vehículos eran observados con admiración y quienes viajaban en ellos no se quedaban atrás pues aunque fueran mexicanos pero por el hecho de traer “carros gringos” eran también considerados americanos razón por la cual llamaban más la atención y más las mujeres que vistiendo pantalones largos atraían la mirada de los hombres.

La raza de aquellos años decían que estaban bien cachongas o que así me las recetó el doctor o cuanto daría por darle un abrazo y un beso en el cachete o llevarla al monte o al río, ellas por el contrario se sentían admiradas y deseadas razón por la cual le ponían gracia al andar y a la forma de hablar.

Los varones que las acompañaban, que caray, se sentían bien chingones y de vez en cuando pronunciaban una palabra en inglés para darse importancia y ahí n os tienen a todos hechos unos pendejos viéndolos y escuchándolos.

Para nosotros los vehículos en que andaban y aunque fueran de los años veinte era puro último modelo pues en aquellos años solo dos o tres familias tenían carros pues el resto andaban en burro y los más chingones en caballos y carretas jaladas por uno o dos animales a quienes les daban de latigazos para que apresuraran el paso.

Bueno con decirles que en aquellos tiempos los niños no usaban zapatos porque nos salían ampollas y callos aparte de que siempre andábamos llenos de niguas, pinolillos, granos, raspones, cortadas de vidrio, garrapatas y chinches pero aun así vivíamos a “todas emes”.

Por lo general las niñas jugaban aparte y los niños también pues no estaba permitido que lo hicieran juntos e incluso en la escuela primaria el patio estaba dividido en dos partes, una para las niñas y otra para los niños e incluso a la hora de la formación para entrar a clases eran filas diferentes.

Desde luego que nos gustaba tener novia y decíamos que fulanita o sutanita era “mi novia”, desgraciadamente ella no lo sabía.

En fin así eran ayer las costumbres, hoy todavía no salen del cascaron y ya traen novia o novio.

Palabra que tiempos aquellos cuando estos nos hacían rete-pendejos y había que esperar la edad para principiar a vivir como adultos por eso siempre acostumbrábamos decir “ya quisiera ser grande y ahora de viejo digo que quisiera ser joven”.

Chon chingaderas, decía don Chon Pelos en sus buenos días, el caso es que jamás estamos contentos con lo que tenemos y deseamos tener más, mas y un chingomadral de más.

HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE