los nuevos prisioneros de guerra

Por: Agencias , 08-08-2019 .

Durante una visita a un centro de reclusión de migrantes en la frontera entre México y EEUU, una congresista demócrata los comparó con "campos de concentración". Varios historiadores argumentan que detrás existe una filosofía parecida

Huyen de la guerra o la miseria. Cruzan ríos, mares y selvas con sus hijos de la mano y su pasado empaquetado a la espalda, creyendo que van a encontrar algo parecido a un futuro. Sin embargo, con frecuencia les espera la muerte. Los que sobreviven deben esquivar a los agentes fronterizos para no terminar encerrados en centros que si no son cárceles, se les parecen mucho. Sin derecho a llamar a un abogado. Hacinados, sin recibir atención médica. Tratados como delincuentes sin haber cometido ningún delito.

"Los campos de refugiados levantados para acoger a las inmigraciones masivas se han transformado en campos híbridos a medio camino entre campos de refugiados y campos de concentración. Donde existen campos para aislar a los refugiados y relegarlos a territorios peligrosos e inhóspitos, esos espacios sirven de facto como áreas de detención (....) y comienzan a adoptar las características de los campos de concentración", escribe la periodista estadounidense Andrea Pitzer en su libro Una larga noche, resultado a una investigación de más de 10 años en la que hace un repaso a la historia de los campos de concentración subrayando las similitudes que existen entre los campos de exterminio nazi y las instituciones donde se encierra a grupos de migrantes.

El mes pasado, la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez visitó los centros de detención de migrantes en la frontera sur entre Estados Unidos y México y dijo que eran como "campos de concentración". ¿Existe una filosofía compartida entre estos dos centros de reclusión? Es evidente que los primeros no tienen como objetivo el exterminio de los reclusos pero "hay una idea que, es la de clasificar a la gente, darles un número, considerarles una masa porque se sospecha que son delincuentes. Es algo que viene de las reglas coloniales y que se estandariza en el siglo XX con los totalitarismos", confirma Gutmaro Gómez Bravo, doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, experto en violencia política y el control social.

EL ORIGEN CUBANO DE LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
Aunque se tiende a pensar que es en la Alemania nazi donde surgen los campos de concentración, Pitzer se remonta más de un siglo a la llamada reconcentración, una política implantada por generales españoles en Cuba en el siglo XIX para frenar el independentismo. Consistía en encerrar a los civiles en terrenos controlados por militares, cercados por alambres de espino. Estados Unidos los utilizó después en la guerra con Filipinas. Pasan las décadas y la técnica va mejorando.

La autora viaja a los distintos escenarios del horror. Shark Island, la Isla de la Muerte, en la actual Namibia, a principios del siglo XX. Los gulags soviéticos. Dachau. Auschwitz. El Estadio Nacional en Santiago de Chile durante la dictadura de Pinochet. The Salt Pit, el centro de interrogatorio de la CIA en Afganistán. Christmas, Manus y Nauru, las islas remotas del Pacífico donde Australia encierra a demandantes de asilo en centros sobre los que se acumulan las denuncias: abusos, suicidios, tortura.

"Las cosas pueden ser campos de concentración sin necesidad de ser Auschwitz", explicaba en un reciente artículo publicado por la revista Esquire Waitman Wade Beorn, historiador estadounidense experto en el Holocausto. El mes pasado, un informe del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU revelaba las condiciones de los centros de migrantes en la frontera. Hombres que zarandeaban las rejas mostrando notas que rezaban: Ayuda, sacadnos de aquí. Madres separadas de sus hijos. Niños mal alimentados que no pueden lavarse. Adultos obligados a estar de pie por el hacinamiento en las celdas. Detenciones prolongadas mucho más tiempo del que marca la ley.

LA CLASIFICACIÓN Y EL CASTIGO
El hecho encerrar a personas que no han cometido un delito es "algo completamente contrario a la presunción de inocencia y a los derechos más básicos. A nivel de la filosofía que está detrás de los campos de exterminio tiene muchos paralelismos. Respecto a la clasificación y a la idea del castigo, hay paralelismos", explica Gómez Bravo.

Las denuncias sobre los abusos sufridos por los migrantes crecen, de la misma forma que también aumenta el número de desplazados a nivel mundial. El pasado junio, esta cifra alcanzó un récord mundial de casi 71 millones de personas que huyen de guerras, persecuciones o conflictos. Es casi la misma población de Turquía.

"Nadie se pregunta que hay después. Esas personas no han cometido ningún delito, hay que seguir recordándolo", se lamenta Paloma Favieres, directora de Políticas y Campañas de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que apunta, en el caso nacional, a las constantes denuncias de ONGs y activistas sobre las condiciones en las que están retenidos -eufemismo habitual para referirse a la detención- los extranjeros en el CIE de Aluche. Falta de atención médica. Torturas. Tratos vejatorios. Agresiones que, a menudo, se producen en zonas en las que no hay cámaras que puedan registrarlas, según ha denunciado por ejemplo la ONG Karibu, y que, en general, son respondidas con indiferencia y silencio por parte del conjunto de la clase política.
"No se puede permitir que en un estado de derecho se muera gente en un CIE", continúa Favieres, que denuncia que la respuesta a una infracción administrativa -la estancia irregular- "no puede llevar aparejada la privación de libertad, el bien jurídico más importante que tiene una persona".

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