CD. VICTORIA, TAM.-Mientras, La Torre, el edificio de El Congreso de Tamaulipas y hasta el Poliforum Rodolfo Torre Cantú, se encuentran hermosamente iluminados resaltando la arquitectura lineal de su construcción, El Águila y su entorno, esta estructura de hierro que identifica al complejo gubernamental Bicentenario se encuentra en penumbras.

Al caer la tarde, una gran cantidad de niños, jóvenes y no tan jóvenes, acompañados por sus familias acuden a este sitio que desde su creación disfrutan de los atardeceres, es un placer observar como niños, con sus bicicletas, patines o patinetas se desplazan disfrutando así la mejor etapa de su existencia.

Ahí es punto de reunión de muchas familias, adultos mayores que disfrutan el caminar todos los atardeceres o simplemente desde una espaciosa banca observan ver caer la tarde, culminando así un día más de su existencia.

También, es común ver como los jóvenes se ejercitan con sus caminatas en el parque lineal construido especialmente para ese fin, contribuyendo así al saneamiento del tejido social que tanta falta hace a nuestra sociedad.

Todo este encanto familiar termina abruptamente al caer la noche, cuando paulatinamente se van iluminando las luces y reflectores que iluminan los edificios, como, la Torre, el Congreso, pero las luminarias de la explanada del Águila poco a poco se queda en penumbras, pues las luminarias de sus alrededores nunca se encienden.

Consecuentemente, las familias, con sus niños, sus patinetas y bicis, se van retirando hasta que El Águila, su entorno y sus espaciosas bancas se quedan solas, pues se acabo el encanto del águila y sus visitantes.

Es urgente que las autoridades encargadas de este complejo gubernamental cumplan con sus funciones y le den el mantenimiento, sobre todo a esta área que es muy visitada toda las tardes por niños y jóvenes, como es El Águila y sus alrededores, en donde ni los reflectores que le dan esa mágica vista funcionan.